ZL/MG
No puedo y no quiero negarlo. Tengo serios problemas para aceptar las despedidas, de verdad que no las proceso muy bien. No es algo que haya conversado con psicólogos o terapeutas (y sí que he ido a varios), sin embargo, es algo que- definitivamente- tendré que analizar. Aunque hoy decidí saborear todas y cada una de las emociones que producen en mí.
Me cuesta aceptar que alguien querido se vaya, me duele enteder que no estará allí, junto a mí. Llego a explorar el egoísmo y el egocentrismo, ¿por qué me hace esto a mí? ¿por qué y para qué irse? Mientras toco fondo entre llantos en una fatídica escena. Hasta yo, que soy de mucho lagrimear y dramatizar, encuentro que llego a verme patética. Debería resultarme más fácil eso de decir «adiós» o «hasta luego», pero- carajo- sí que duele.
Lo importante es que en el fondo hay muchos más sentimientos y no del tipo sombrío como los anteriores (gracias Universo). Y, en este caso, en el interior (no me culpen por el cliché) se aloja mi amor por esa persona, tan grande tan grande que se vuelve orgullo de poder ver como toma sus maletas y con ese nuevo aire compuesto por independencia, valentía, aventura y euforia, se despide de la zona de confort y toma rumbos lejanos.
Ese orgullo retira de mí todo lo negativo, me calma. Nuestros sentimientos prevalecen, nuestros recuerdos se mantienen y atesoran y nuestra certeza de volver a estar juntos llama al juego a la querida esperanza. ¿Cuánto amor se puede sentir por una persona? No tengo ni idea, no obstante, repito, es tan grande y tan fuerte que desplaza ese imbécil egoísmo inicial. La decisión y la resultante despedida es sobre él, sobre su crecimiento, sus sueños, su felicidad.
No es la única despedida que he vívido y que viviré, es parte del cambio, de la vida misma, pero he de plasmar que si es de uno de los «hasta pronto» que más han marcado mi alma.
Aún lloro cuando lo pienso. Tener un hermano ha sido de las bendiciones más hermosas que se me ha dado. Él se va lejos, pero una parte de él siempre estará conmigo. Puede que el futuro sea incierto (el muy cabrón), pero yo he sellado ciertos temas con él y estar y compartir vida, alegría y felicidad con mi familia no es negociable ni puede ser descrita como posibilidad, es así y punto (no hay que jugarse con una latina).
Espero, sin esperar (como siempre les escribo), que puedan conectarse con lo que leen. Yo solo abro parte de mí, de mis opiniones, mis pensamientos y emociones.
Ojalá esto no llegue a avergonzar a mi hermano, especialmente porque resalto que lo amo y pues somos más de lanzar chistes como muestra de cariño, dejo este texto y la imagen a continuación por si la diferencia horaria no permite que llegue a tiempo algún mensaje…
